EL EVANGELIO SEGÚN EL ESPIRITISMO

Allan Kardec

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El yugo ligero

1. Venid a mí todos los que estais trabajados y cargados y yo os aliviaré. - Traed mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que manso soy y humilde de corazón: y hallaréis reposo para vuestras almas. - Porque mi yugo suave es, y mi carga ligera. (San Mateo, cap. XI, v. 28, 29 y 30).


2. Todos los sufrimientos, miserias, desengaños, dolores físicos y pérdidas de seres queridos, encuentran su consuelo en la fe del porvenir y en la confianza en la justicia de Dios que Cristo vino a enseñar a los hombres. Para el que nada espera después de esta vida, o que simplemente duda, al contrario, las aflicciones caen sobre él con todo su peso y ninguna esperanza viene a endulzar su amargura. Esto es lo que hizo décir a Jesús "venid a mí, todos los que estáis trabajados, y cargados y yo os aliviaré".

Sin embargo, Jesús pone una condición a su asistencia y a la felicidad que promete a los afligidos, esta condición está en la ley que enseña; su yugo es la observancia de esta ley, pero aquél, es ligero y éste suave, puesto que impone por deber el amor y la caridad.