4. ¿Es, pues, superflua la ley civil, y es menester volver a los matrimonios según la naturaleza? Ciertamente que no; la ley civil tiene por objeto arreglar las relaciones sociales y los intereses de las familias, según las exigencias de la civilización, y por esto es útil, necesaria, pero variable; debe ser previsora; porque el hombre civilizado no puede vivir como un salvaje, pero nada, absolutamente nada se opone a que sea el corolario de la ley de Dios; los obstáculos para el cumplimiento de la ley divina dimanan de las preocupaciones y no de la ley civil. Estas preocupaciones, bien que estén en vigor, han perdido ya su fuerza en los pueblos civilizados; pero desaparecerán con el progreso moral, que abrirá, en fin, los ojos sobre el sinnúmero de males, faltas y aun crímenes que resultan de las uniones contratadas con la sola mira de intereses materiales. Entonces se preguntará si no es más humano, más caritativo y más moral unir dos seres que no pueden vivir juntos, que darles la libertad, y si la perspectiva de una cadena indisoluble acaso no aumenta el número de las uniones irregulares.