EL EVANGELIO SEGÚN EL ESPIRITISMO

Allan Kardec

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2. Y como descendió del monte, le siguieron muchas gentes. - Y vino un leproso, y le adoraba diciendo: Señor, si quieres, puedes limpiarme. - Y extendiendo Jesús la mano, le tocó diciendo: Quiero. Sé limpio. Y luego su lepra fué limpiada. - Y le dijo Jesús: "Mira que no lo digas a nadie; mas ve, muéstrate al sacerdote, y ofrece la ofrenda que mandó Moisés, en testimonio a ellos". (San Mateo, cap. VIII, v. 1 a 4.)