16. Pues si yo no entendiere el valor de la voz, seré bárbaro para aquél a
quien hablo: y el que habla, lo será para mí. "Porque si orare en una lengua que
no entienda, mi espíritu ora, mas mi mente queda sin fruto". - Mas si alabares a
Dios con el espíritu, el que ocupa lugar del simple pueblo, ¿cómo dirán "Amén"
sobre tu bendición, "puesto que no entiende lo que tú dices?" - Verdad es que tú das bien las gracias, "mas el otro no
es edificado". (San Pablo, Epístola 1ª a los Corint., capítulo XIV, v. 11, 14, 16 y
17).