6. Porque así es como un hombre que al partirse lejos, llamó a sus siervos y
les entregó sus bienes. - Y dió al uno cinco talentos, y al otro dos, y al otro dió uno,
a cada uno según su capacidad, y se partió luego. - El que había recibido los cinco
talentos, se fué a negociar con ellos, y ganó otros cinco. - Asimismo el que había
recibido dos, ganó otros dos. - Mas el que había recibido uno, fué y cavo en la tierra, y escondió allí el dinero de su
Señor. -Después de largo tiempo, vino el Señor de aquellos siervos y los lamó a
cuentas. - Y llegando el que había recibido los cinco talentos, presentó otros cinco
talentos, diciendo: Señor, cinco talentos me entregaste, he aquí otros cinco he
ganado de más. - Su Señor le lijo: Muy bien, siervo bueno y fiel; porque fuíste fiel
en lo poco, te pondré sobre lo mucho: entra en el gozo de tu Señor. - Y se llegó
también el que había recibido los dos talentos, y dijo: Señor, dos talentos me
entregaste, aquí tienes otros dos que he ganado. - Su Señor le dijo: Bien está,
siervo bueno y fiel; porque fuíste fiel sobre lo poco, te pondré sobre lo mucho;
entra en el gozo de tu Señor. - Y llegando también el que había recibido un
talento, dijo: Señor, sé que eres un hombre de recta condición, siegas en donde no
sembraste, y allegas en donde no esparcíste. - Y temiendo, me fuí, y escondí tu
talento en tierra; he aquí tienes lo que es tuyo. - Y respondiendo su Señor, le dijo:
Siervo malo y perezoso, sabías que siego en donde no siembro, y que allego en
donde no he esparcido. - Pues debiste haber dado mi dinero a los banqueros, y
viniendo yo, hubiera recibido ciertamente con usura lo que era mío. - Quitadle,
pues, el talento, y dádselo al que tiene diez talentos. - Porque será dado a todo el
que tuviere, y tendrá más: mas al que no tuviere, le será quitado aún lo que parece
que tiene. Y al siervo inútil, echadlo en las tinieblas exteriores, allí será el llorar y
el crugir de dientes. (San Mateo, cap. XXV, v. de 14 a 30.)