7. Seria ilógico deducir de esta máxima: "Todas las cosas que pidiéreis
orando,
creed que las recibiréis y os vendrán", que basta pedir para obtener
como sería injusto
acusar a la Providencia si no accede a otro lo que se le pide, puesto
que sabe mejor que
nosotros lo que nos conviene. Hace lo mismo que un padre prudente que
rehusa a su
hijo las cosas contrarias al interés de éste. Generalmente el hombre
sólo ve el presente;
mas si el sufrimiento es útil para su futura felicidad, Dios le dejará
qqe sufra, como el cirujano
deja sufrir al enfermo en la operación que debe conducirle a la
curación.
Lo que Dios le concederá, si se dirige a El con confianza, es valor,
paciencia y
resignación. También le concederá los medios para que él mismo salga del
conflicto, con
ayuda de las ideas que le suglere por medio de los buenos espíritus,
dejándole de este
modo todo el mérito; Dios asiste a los que se ayudan a si mismos, según
esta máxima:
"Ayúdate y el cielo te ayudará", y no a aquellos que todo lo esperan de
un socorro extraño, sin hacer uso de sus propias facultades; pero casi
siempre se preferiría el ser
socorrido por un milagro sin que nos costase ningún trabajo. (Capítulo
XXV, números 1
y siguientes.)