16. Observación. Los duelos van siendo cada día más raros, y si de tiempo en tiempo vemos aún dolorosos ejemplos, el número no puede compararse con el de otros tiempos. Antiguamente un hombre no salía de su casa sin prevenirse para un encuentro, y tomaba todas las precauciones en consecuencia. Una señal característica de las costumbres del tiempo y de los pueblos, es el uso de llevar habitualmente, ostensible u ocultamente, armas ofensivas y defensivas; la abolición de este uso atestigna la suavidad de las costumbres, y es curioso seguir la gradación desde la época en que los caballeros no cabalgaban nunca sino cubiertos de hierro y armados de lanza, hasta el uso de una simple espada, que vino a ser más bien un distintivo del blasón que un arma agressiva. Otro rasgo de las costumbres es que en otro tiempo los combates singulares tenían lugar en medio de la calle, ante la multitud, que se separaba para dejar el campo libre, y que hoy se ocultan; en en día, la muerte de un hombre es un acontecimiento que conmueve; antes no se hacíá caso de ello. El Espiritismo barrerá esos últimos vestigios de la barbarie inculcando a los hombres el espíritu de caridad y fraternidad.