16. Entre esas estrellas que resplandecen en la bóveda azulada, ¡cuántos mundos hay como el vuestro designados por el Señor para expiación y para prueba! Pero los hay también más miserables y mejores, así como los hay transitorios que pueden llamárseles regeneradores. Cada torbellino planetario, corriendo en el espacio alrededor de un foco común, arrastra con él sus mundos primitivos, de destierro, de prueba, de regeneración y de felicidad. Se os ha hablado de esos mundos en donde es colocada el alma naciente, cuando ignorante aún del bien y del mal, puede marchar hacia Dios, dueña de si misma, en posesión de su libre albedrío; se os ha hablado de cuán amplias facultades ha sido dotada el alma para hacer el bien; pero ¡ah! las hay que sucumben y no queriendo Dios anonadarlas, las permite ir a esos mundos en donde, de encarnaciones en encarnaciones, se purifican, se regeneran y se harán dignas de la gloria que se les ha destinado.