La paja y la viga en el ojo
9. "Por qué, pues, ves la pajita en el ojo de tu hermano y no ves la viga en
tu ojo?" - ¿O cómo dices a tu hermano: Deja, sacaré la pajita de tu ojo; y se está
viendo una viga en el tuyo? - Hipócrita, saca primero la viga de tu ojo, y entonces
verás para sacar la mota del ojo de tu hermano. (San Mateo, capítulo VII, v. 3, 4 y
5).
10. Una de las extravagancias de la humanidad es el ver el mal del otro antes de
ver el propio. Para juzgarse uno mismo, sería preciso poderse mirar en un espejo,
transportarse de algún modo fuera de sí y
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EL EVANGELIO SEGÚN EL ESPIRITISMO
considerarse como otra persona, preguntándose: ¿Qué pensarías si vieses hacer a otro lo
que tú haces? Incontestablemente el orgullo es el que hace al hombre disimular sus
propias faltas, tanto en lo moral como en lo físico. Esta extravagancia es esencialmente
contraria a la caridad, porque la verdadera caridad es modesta, sencilla e indulgente; la
caridad, orgullosa es un contrasentido, puesto que esos dos sentimientos se neutralizan
uno a otro. En efecto, ¿cómo un hombre, bastante vano para creer en la importancia de
su personalidad y en la supremacía de sus cualidades, puede tener al mismo tiempo
bastante abnegación para hacer resaltar en otro el bien que podía eclipsarle, en lugar del
mal que podría realzarle? Si el orgullo es el origen de muchos de nuestros vicios, es
también la negación de muchas virtudes; se la encuentra en el fondo y como móvil de
casi todas las acciones. Por esto Jesús se empeñó en combatirlo como el principal
obstáculo del progreso.
No juzguéis para que no os juzguen. El que esté sin pecado
le arroje la primera piedra