EL EVANGELIO SEGÚN EL ESPIRITISMO

Allan Kardec

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5. En aquel día saliendo Jesús de la casa, se sentó a la orilla del mar. - Y se llegaron a El muchas gentes por manera que entrando en un barco se sentó, y toda ella estaba de pie en la ribera. Y les habló muchas cosas por parábolas, diciendo: He aquí que salió un sembrador a sembrar. - Y cuando sembraba, algunas semillas cayeron junto al camino, y vinieron las aves del cielo y las comieron.



Otras cayeron en lugares pedregosos, en donde no tenían mucha tierra; y nacieron luego porque no tenían tierra profunda. - Mas en saliendo el sol, se quemaron y se secaron, porque no tenían raíz.


Y otras cayeron sobre las espinas; y crecieron las espinas y las ahogaron. - Y otras cayeron en tierra buena; y rendían fruto, una a ciento, otra a sesenta, y otra a treinta.


El que tenga orejas para oir, oiga. (San Mateo. cap. XIII, v. de 1 a 9).


Vosotros, pues, oíd la parábola del que siembra.


Cualquiera que oye la palabra del reino, y no la entiende, viene el malo y arrebata lo que se sembró en su corazón: éste es el que fué sembrado junto al camino.


Mas el que fué sembrado sobre las piedras, éste es el que oye la palabra, y por el pronto la recibe con gozo. - Pero no tiene en sí raíz, antes es de poca duración. Y cuando le sobreviene tribulación y persecución por la palabra, luego se escandaliza.


Y el que fué sembrado entre las espinas, éste es el que oye la palabra, pero los cuidados de este siglo y el engaño de las riquezas, ahogan la palabra, y queda infructuosa.


Y el que fué sembrando en tierra buena, éste es el que oye la palabra, y la entiende y lleva fruto; y una lleva a ciento y otra a sesenta y otra a treinta. (San Mateo, cap. XIII, v. de 18 a 23).