EL EVANGELIO SEGÚN EL ESPIRITISMO

Allan Kardec

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I. El hombre es un alma encarnada. Antes de su encarnación existia unida a los tipos primordiales, a las ideas de lo verdadero, del bien y de lo bello, de las que se separa encarnándose, y recordando su pasado, está más o menos atormentada por el deseo de volver a él. No puede enunciarse más claramente la distinción y la independencia del principio inteligente y del principio material; además, es la doctrina de la preexistencia del alma, de la vaga intuición que conserva de otro mundo al cual aspira de su supervivencia al cuerpo, de su salida del mundo espiritual para encarnarse y de su vuelta a este mundo después de la muerte; es, en fin, el germen de la doctrina de los ángeles caídos.