Injurias y violencias
1. Bienaventurados los mansos, porque ellos poseerán la Tierra. (San
Mateo, cap. V, v. 4).
2. Bienaventurados los pacíficos, porque hijos de Dios serán llamados (Id.,
v. 9).
3. Oísteis que fué dicho a los antiguos: No matarás, y quien matare,
obligado quedará a juicio. - Mas yo os digo, que todo aquél que se enoja con su
hermano, obligado será a juicio. Y quien dijera a su hermano Racca, obligado será
a concilio. Y quien dijere insensato, quedará obligado a la gehenna del fuego. (Id.,
v. 21 y 22).
4. Por estas máximas Jesús elevó a ley la dulzura, la
moderación, la
mansedumbre, la afabilidad y la paciencia; por consiguiente, condena la
violencia, la
cólera, y aun toda expresión inconveniente con respecto a sus
semejantes. "Racca", era
entre los hebreos una palabra de desprecio que significaba "un
cualquiera", y se
pronunciaba escupiendo y volviendo la cabeza. Aun va más lejos, puesto
que amenaza
con el fuego del infierno al que diga a su hermano "insensato".
Es
evidente que en ésta, como en cualquiera otra circunstancia, la
intencion
agrava o atenúa la falta; pero, ¿cómo puede tener bastante gravedad una
simple palabra
para merecer una reprobación tan severa? - Consiste en que toda palabra
ofensiva es
expresion de un sentimiento contrario a la ley de amor y de caridad, que
debe arreglar
las relaciones de los hombres y mantener entre ellos la concordia y la
unión; que es un
golpe dirigido a la benevolencia recíproca y a la fraternidad; que da
pábulo al odio y a la
animosidad; en fin, que después de la humildad hacia Dios, la caridad
hacia el prójimo es
la primera ley de todo cristiano.
5. Pero, ¿qué entiende Jesús por estas palabras: "Bienaventurados los mansos
porque ellos poseerán la Tierra". El, que dice que hemos de renunciar a los bienes de
este mundo y promete los del Cielo?
Esperando los bienes del Cielo, el hombre tiene necesidad de los de la tierra para
vivir; sólo que le encarga que no dé a estos últimos más importancia que a los primeros.
Con estas palabras quiere decir que hasta aquel día, los bienes de la tierra serán
acaparados por los violentos con perjuicio de los mansos y pacíficos que a éstos les falta
muchas veces lo necesario mientras que los otros tienen lo superfluo, promete que se les
hará justicia "así en la tierra como en el Cielo", porque son llamados hijos de Dios.
Cuando la ley de amor y de caridad sea la ley de la humanidad, ya no habrá egoísmo: el
débil y el pacífico ya no serán explotados ni pisoteados por el fuerte y el violento. Tal
será el estado de la Tierra cuando, según la ley del progreso y la promesa de Jesús,
venga a ser un mundo feliz por la expulsión de los malos.