EL EVANGELIO SEGÚN EL ESPIRITISMO

Allan Kardec

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8. Cuando Jesús dijo: "Id a reconciliaros con vuestro hermano antes de presentar vuestra ofrenda al altar", enseñó que el sacrificio más agradable al Señor es el del resentimiento propio, que antes de presentarse para ser perdonado, es preciso que perdone él mismo, y que si ha hecho algún daño a sus hermanos, es preciso que se haya reparado; sólo entonces será agradable la ofrenda, porque procederá de un corazón puro de todo mal pensamiento. Materializa este precepto porque los judíos ofrecían sacrificios materiales y debían conformar sus palabras a sus usos. El cristiano no ofrece dones materiales: ha espiritualizado el sacrificio, pero el precepto tiene por ello más fuerza; ofrece su alma a Dios, y esta alma debe estar purificada; "entrando en el templo del Señor, debe dejar fuera todo sentimiento de odio y de animosidad, todo mal pensamiento contra su hermano"; sólo entonces es cuando su plegaria será llevada por los ángeles a los pies del Eterno. Esto es lo que enseña Jesús con estas palabras: Dejad vuestra ofrenda al pie del altar; id primero a reconciliaros con vuestro hermano, si queréis ser agradables al Señor.