3. Por esto el reino de los cielos es comparado a un hombre rey, que quiso
entrar en cuentas con sus siervos.-Y habiendo comenzado a tomar las cuentas, le
fué presentado uno que le debía diez mil talentos.-Y como no tenía con qué pagarlos,
mandó su señor que fuese vendido él y su mujer, y sus hijos y cuanto tenía
y que se le pagase. - Entonces el siervo, arrojándose a sus pies, le rogaba diciendo: Señor, espérame, que todo te lo pagaré.
- Y compadecido el Señor de aquel siervo, le dejó libre y le perdonó la deuda. -
Mas luego que salió aquel siervo, halló uno de sus consiervos, que le debía cien
denarios, y trabando de él, le quería ahogar diciendo: Paga lo que me debes. - Y
arrojándose a sus pies su compañero, le rogaba diciendo: Ten un poco de
paciencia, y todo te lo pagaré. - Mas él no quiso; sino que fué y le hizo poner en la
cárcel, hasta que pagase todo lo que debía.
Y viendo los otros siervos sus compañeros lo que pasaba, se entristecieron
mucho: y fueron a contar a su Señor todo lo que había pasado. - Entonces le llamó
su Señor y le dijo: Siervo mato, toda la deuda te perdoné, porque me lo rogaste. -
¿Pues no debías tu también tener compasión de tu compañero, así como yo la tuve
de tí? Y enojado su Señor, lo hizo entregar a los atormentadores hasta que pagase
todo lo que debía.
Del mismo modo hará también con vosotros mi Padre celestial, si no
perdonáreis de vuestros corazones cada uno a su hermano. (San Mateo, cap.
XVIII, v. de 23 a 25).