17. Bienaventurados seréis, cuando os aborrecieran los hombres y os
apartaren de sí, y os ultrajaren y desecharen vuestro nombre como malo por el
Hijo del hombre. - Gozáos en aquel día y regocijáos: porque vuestro galardón
grande es en el Cielo: porque de esta manera trataban a los profetas los padres de
ellos. (San Lucas, cap. VI, v. 22 y 23).