EL EVANGELIO SEGÚN EL ESPIRITISMO

Allan Kardec

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51. Prefacio. De todas las libertades, la más inviolable es la de pensar, que comprende también la libertad de conciencia. Anatematizar a los que no piensan como nosotros, es reclamar esta libertad para sí y rehusaría a los otros, es violar el primer mandamiento de Jesús: la caridad y el amor al prójimo. Perseguirles por su creencia, es atentar al derecho más sagrado que tiene todo hombre de creer lo que le conviene y adorar a Dios del modo que él lo entienda. Obligarles a los actos exteriores parecidos a los nuestros, es manifestar que se atiende más a la forma que al fondo, a las apariencias más que a la convicción. La abjuración forzada nunca ha dado fe; sólo puede hacer hipócritas. Es un abuso de la fuerza material, que no prueba la verdad; "la verdad está segura de sí misma; convence y no persigue, porque no tiene necesidad de ello".


El Espiritismo es una opinión, una creencia; aun cuando fuese una religión, ¿por qué no ha de tener el hombre la libertad de llamarse espiritista, como tiene la de llamarse católico, judío o protestante, partidario de cual o tal doctrina filosófica, de tal o cual sistema económico? Aquella creencia es falsa o verdadera; si es falsa, caerá por su propio peso, porque el error no puede prevalecer contra la verdad cuando las inteligencias se ilustran; si es verdadera, la persecución no la hará falsa.


"La persecución es el bautismo de toda idea nueva, grande y justa"; crece con la grandeza y la importancia de la idea. El encarnizamiento y la cólera de los enemigos de la idea está en razón del miedo que les inspira. Por esta razón el cristianismo fué perseguido en otro tiempo y el Espiritismo lo es hoy con la diferencia, sin embargo, de que el cristianismo lo fué por paganos mientras que el Espiritismo lo es por cristianos. El tiempo de las persecuciones sangrientas ha pasado, es verdad; pero si no se mata el cuerpo, se atormenta al alma; se la ataca hasta en los sentimientos más íntimos, en los afectos más caros; se dividen las familias, se excita a la madre contra la hija, a la esposa contra el marido; se ataca aún el cuerpo en sus necesidades materiales, quitándole su modo de vivir para sitiarle por el hambre. (Cap. XXIII, núm. 9 y siguientes).


Espiritistas, no os aflijáis por los tiros que os disparan, porque asi prueban que la verdad está de vuestra parte, pues de lo contrario os dejarían tranquilos y no os persiguirían. Es una prueba para vuestra fe, pero con vuestro valor, con vuestra resignación y con vuestra perseverancia, Dios os reconocerá entre sus fieles servidores, cuya enumeración hace hoy para dar a cada uno la parte que le corresponde según sus obras.


A ejemplo de los primeros cristianos, tened, pues, orgullo en llevar vuestra cruz. Creed en las palabras de Cristo que dijo: "Bienaventurados los que sufren persecución por la justicia, porque de ellos es el reino de los cielos". No temáis a los que matan al cuerpo, pero que no pueden matar el alma. Dijo también "Amad a vuestros enemigos haced bien a los que os hacen mal y rogad por los que os persiguen". Mostrad que sois verdaderos discípulos, y que vuestra doctrina es buena, haciendo lo que El dijo e hizo.


La persecución durará sólo un tiempo limitado; esperad, pues, con paciencia el despuntar de la aurora, porque la estrella de la mañana se vislumbra en el horizonte. (Cap. XXIV, números 13 y siguientes).