EL EVANGELIO SEGÚN EL ESPIRITISMO

Allan Kardec

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66. Otra. Os suplicamos, Señor, que derraméis sobre todos los que sufren, sea en el espacio como espíritus errantes, sea entre nosotros como espíritus encarnados, las gracias de vuestro amor y de vuestra misericordia. Tened compasión de nuestras debilidades. Vos nos habéis hecho falibles, pero nos habéis dado la fuerza para resistir al mal y vencerlo. Que vuestra misericordia se extienda sobre todos los que no han podido resistir a sus malas inclinaciones y están aún arrastrándose en un mal camino. Que vuestros buenos espíritus le rodeen; que vuestra luz resplandezca a sus ojos, y que, atraídos por un calor vivificante, vengan a prosternarse a vuestros pies, humildes, arrepentidos y sumisos.


Os rogamos igualmente, Padre de misericordia, por aquellos de nuestros hermanos que no han tenido la fuerza de sobrellevar las pruebas terrestres. Vos nos dais una carga para llevar, Señor, y nosotros sólo debemos depositarla a vuestros pies; pero nuestra debilidad es grande y el valor nos falta algunas veces por el camino. Tened piedad de estos servidores indolentes que han abandonado la obra antes de tiempo; que vuestra justicia les excuse y permita a vuestros buenos espíritus llevarles el alivio, los consuelos y la esperanza del porvenir. La vista del perdón fortifica el alma; mostradlo, Señor, a los culpables que desesperan, y sostenidos por esta esperanza sacarán fuerza del mismo cúmulo de sus faltas y de sus sufrimientos para rescatar su pasado y prepararse a conquistar el porvenir.