EL EVANGELIO SEGÚN EL ESPIRITISMO

Allan Kardec

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57. Prefacio. La agonía es el preludio de la separación del alma y del cuerpo; se puede decir que en este momento el hombre sólo tiene un pie en este mundo y el otro fuera de él.


Este tránsito es algunas veces penoso para los que están muy ligados a la materia y han vivido más para los bienes de este mundo que para los del otro, o cuya conciencia está agitada por los pesares y remordimientos: en aquellos, por el contrario, cuyos pensamientos se han elevado hacia el infinito y se han desprendido de la materia, los lazos se desatan con más facilidad, y los últimos momentos nada tienen de doloroso; el alma está entonces unida al cuerpo por un hilo, mientras que en la otra posición está unida a él por profundas raíces; de todos modos la oración ejerce una acción poderosa en el trabajo de la separación. (Véase: Oraciones para los enfermos. - "Cielo e Infierno", 2ª parte, cap. I, "El Tránsito").