Dad al César lo que es del César
5. Entonces los Fariseos se fueron, y consideraron entre sí cómo le
sorprenderían en lo que hablase. - Y le envían sus discípulos juntamente con los Herodianos, diciendo: Maestro, sabemos que eres
veraz y que enseñas el camino de Dios en verdad, y que no te cuidas de cosa
alguna; porque no miras a la persona de los hombres. - Dinos, pues, ¿qué te
parece; es lícito dar tributo al César, o no?
Mas Jesús, conociendo la malicia de ellos, dijo: ¿Por qué me tentáis,
hipócritas? -Mostradme la moneda del tributo. Y ellos le presentaron un denario -
Y Jesús les dijo: ¿cúya es esta figura e inscripción? - Dícenle: del César. Entonces
les dijo: "Pues pagad al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios".
Y cuando esto oyeron, se maravillaron, y dejándole, se retiraron. (San
Mateo, cap. XXII, v. de 15 a 22. - San Marcos, cap. XII, v. de 13 a 17).
6. La cuestión propuesta a Jesús fué motivada por la circunstancia de que
teniendo los judíos horror al tributo impuesto por los romanos, lo habían hecho cuestión
religiosa, formándose un partido numeroso para negárselo: el pago del tributo era, para
ellos, pues, una cuestión irritante de actualidad, sin lo cual la pregunta hecha a Jesús:
"¿No es libre el pagar o dejar de pagar el tributo al César?" no hubiera tenido ningún
sentido. Esta pregunta era un lazo; porque según su respuesta, esperaban excitar contra
él, ya sea a la autoridad romana, ya a los judíos disidentes. Pero ,"Jesús, conociendo su
malicía", elude la dificultad dándoles una lección de justicia, diciendo que a cada uno
debe dársele lo que le corresponde. (Véase la introducción, art. Publicanos).
7. Esta máxima: "Dad al César lo que es del César" no debe entenderse de una
manera restrictiva y absoluta. Como todas las enseñanzas de Jesús, es un principio
general resumido bajo una forma práctica y usual, y deducido de una circunstancia
particular: Ese principio es consecuencia del que dice que debemos obrar respecto a los
otros como quisiéramos que éstos obrasen con respecto a nosotros; condena todo
perjuicio material y moral causado a otro, toda violación de sus intereses, y prescribe el
respeto a los derechos de cada uno, como cada uno desea que se le respeten los suyos; se extiende al
cumplimiento de los deberes contraídos con la familia, la sociedad, la autoridad, lo
mismo que con los individuos.