5. Y vinieron a la casa y concurrió de nuevo tanta gente, que ni aun podían tomar alimento. - Y cuando le oyeron los suyos, salieron para echarle mano, porque decían: "se ha puesto enajenado".
Y llegaron su madre y sus hermanos, y quedándose de la parte de afuera, le enviaron a llamar. - Y estaba sentado alrededor de él un crecido número de gente, y le dijeron: Mira, tu madre y tus hermanos te buscan ahí fuera. - Y les respondió diciendo: "¿Quién es mi madre y mis hermanos?" - Y mirando a los que estaban sentados alrededor de sí: He aquí, les dijo, mi madre y mis hermanos. - Porque el que hiciere la voluntad de Dios, ese es mi hermano, mi hermana y mi madre. (San Marcos, cap. III, v. 20 y 21, y de 31 a 35; San Mateo, cap. XII, v. de 46 a 50).