EL EVANGELIO SEGÚN EL ESPIRITISMO

Allan Kardec

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3. Y uno del pueblo le dijo: Maestro, dí a mi hermano que parta conmigo la herencia. - Mas El le respondió: ¿Hombre, quién me ha puesto por juez, o repartidor entre vosotros? - Y le dijo: Mirad y guardáos de toda avaricia. Porque la vida de cada uno no está en la abundancia de las cosas que posee.


Y les contó una parábola, diciendo: El campo de un hombre rico había llevado abundantes frutos. - Y él pensaba entre sí mismo, y decía: ¿Qué haré, porque no tengo en donde encerrar mis frutos? - Y dijo: esto haré, derribaré mis graneros, y los haré mayores: y allí recogeré todos mis frutos, y mis bienes. - Y diré a mi alma: Alma: muchos bienes tienes allegados para muchísimos años: descansa, come, bebe, ten banquetes. - Mas Dios le dijo: Necio, esta noche te vuelven a pedir el alma. - Lo que ha allegado, ¿para quién será?


Así es el que atesora para sí, y no es rico en Dios. (San Lucas, cap. XII, v. de 13 a 21.)