EL EVANGELIO SEGÚN EL ESPIRITISMO

Allan Kardec

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6. Si yo hablara lenguas de hombres y ángeles y no tuviera caridad, soy como metal que suena, o campana que retiñe. - Y si tuviese profecía, y supiese todos los misterios y cuanto se pudiese saber; y si tuviese toda la fe, de manera que traspasase los montes, y no tuviese caridad, nada soy. Y si distribuyese todos mi bienes en dar de comer a pobres y si entregare mi cuerpo para ser quemado, y no tuviese caridad, nada me aprovecha.


La caridad es paciente, es benigna: la caridad no es envidiosa, no obra precipitadamente, no se ensoberbece. - No es ambiciosa, no busca sus provechos, no se mueve a ira, no piensa mal. - No se goza de la iniquidad, mas se goza de la verdad: Todo lo sobrelleva, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.


Y ahora permanecen estas tres cosas, la fe, la esperanza y la caridad. Mas de éstas, la mayor es la caridad. (San Pablo: 1ª epístola a los Corintios, capítulo XIII, v. de 1 a 7 y 13.)