EL EVANGELIO SEGÚN EL ESPIRITISMO

Allan Kardec

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¿debe uno exponerse para salvarle?"

15. "Un hombre está en peligro de muerte; para salvarle es menester exponer la propia vida; pero se sabe que ese hombre es un malhechor, y que si se escapa, podrá cometer nuevos crímenes. Sin embargo de esto, ¿debe uno exponerse para salvarle?"


Esta es una cuestión muy grave y que naturalmente se presenta a la inteligencia. Contestaré según mi adelantamiento moral, puesto que estamos en el punto de saber si uno debe exponer su vida aunque sea por un malvado. La abnegación es ciega: se socorre a un enemigo: debe, pues, socorrerse a un enemigo de la sociedad, a un malhechor, en una palabra. ¿Creéis que sólo se arrebata a la muerte a este desgraciado? Quizá le arrancaréis a toda su vida pasada. Porque, acordáos de que en esos rápidos instantes que le roban los últimos minutos de la vida, el hombre perdido vuelve sobre su vida pasada, o más bien, esa vida se le presenta delante. Quizá la muerte llegue demasiado pronto para él; la reencarnacíon podrá ser terrible; ¡lanzáos, pues, hómbres! vosotros a quienes la ciencia espiritista ha iluminado, lanzáos, arrancadle a su condenación, y acaso entonces ese hombre que hubiera muerto blasfemando, se echará en vuestros brazos. Con todo, no hay necesidad de pensar si lo hará o no; pero marchad a su socorro, porque salvándole, obedecéis a la voz del corazón, que os dice: "¡Puedes salvarle, sálvale!" (Lamennais. París, 1862).