EL GÉNESIS LOS MILAGROS Y LAS PROFECÍAS SEGÚN EL ESPIRITISMO

Allan Kardec

Volver al menú
21. Esa fase ya se revela por signos inequívocos, por tentativas de reformas útiles, por ideas grandes y generosas, que se concretan y comienzan a hallar eco. En ese sentido, vemos que se funda una inmensa cantidad de instituciones protectoras, civilizadoras y emancipadoras, bajo el influjo y por la iniciativa de hombres, evidentemente predestinados a la obra de la regeneración; vemos que las leyes penales se impregnan, día a día, de sentimientos más humanitarios. Los prejuicios de raza se debilitan, los pueblos comienzan a considerarse miembros de una gran familia; a través de la uniformidad, y la facilidad de los medios con que llevan a cabo sus negocios, suprimen las barreras que los separaban; y en todos los puntos del mundo se organizan reuniones universales, para realizar torneos pacíficos de inteligencia.


Sin embargo, a esas reformas les falta una base que les permita desarrollarse, completarse y consolidarse; les falta una predisposición moral más generalizada para que prosperen y sean aceptadas por las masas. Con todo, eso no deja de ser una señal característica de la época; el preludio de lo que se cumplirá en mayor escala a medida que el terreno sea más favorable.