EL GÉNESIS LOS MILAGROS Y LAS PROFECÍAS SEGÚN EL ESPIRITISMO

Allan Kardec

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30. Aunque los primeros que surgieron debieron de ser poco adelantados, por la razón misma de que tenían que encarnar en cuerpos muy imperfectos, habría por cierto notorias diferencias entre sus caracteres y aptitudes. Los Espíritus que se asemejaban se agruparon naturalmente por analogía y simpatía. Así, la Tierra se encontró poblada por Espíritus de diversas categorías, más o menos aptos o rebeldes al progreso. Puesto que los cuerpos recibían la impresión del carácter del Espíritu, y dado que esos cuerpos se procreaban de conformidad con sus respectivos tipos, resultaron de ahí diferentes razas, tanto en lo físico como en lo moral (Véase el § 11). Al continuar encarnando preferentemente entre los que se les asemejaban, los Espíritus similares perpetuaron el carácter distintivo físico y moral de las razas y de los pueblos, carácter que sólo con el tiempo desaparece, mediante su fusión y el progreso de los Espíritus. (Véase la Revista Espírita, julio de 1860: “Frenología y fisiognomía”.)