21. Sin rebatir ninguno de los dos sistemas, conviene destacar
que el principio de la generación espontánea evidentemente
sólo se puede aplicar a los seres de los órdenes más inferiores de los
reinos vegetal y animal, a aquellos en los cuales la vida comienza a
despuntar y cuyo organismo, extremadamente simple, es en cierto
modo rudimentario. Fueron esos, de hecho, los primeros que aparecieron
en la Tierra y cuya formación debió de ser espontánea. En
ese caso, asistiríamos a una creación permanente, análoga a la que
se produjo en las primeras edades del mundo.