EL GÉNESIS LOS MILAGROS Y LAS PROFECÍAS SEGÚN EL ESPIRITISMO

Allan Kardec

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Ruina del Templo y de Jerusalén

15. “Cuando Jesús salió del Templo para irse, sus discípulos se le acercaron para mostrarle la grandeza del edificio. Pero él les dijo: ‘¿Veis todas esas construcciones? En verdad os digo que serán destruidas de tal modo que no quedará piedra sobre piedra’.” (San Mateo, 24:1 y 2.)


16. “Al acercarse a Jerusalén y ver la ciudad, lloró por ella, diciendo: ‘¡Ah! ¡Si reconocieras al menos este día lo que puede traerte la paz! Pero ahora todo eso ha quedado oculto a tus ojos. Porque vendrán días desgraciados para ti, en que tus enemigos te rodearán de empalizadas, en que te cercarán y te apretarán por todas partes; y te estrellarán contra el suelo, a ti y a tus hijos que estén dentro de ti, y no dejarán en ti piedra sobre piedra, porque no has conocido el tiempo en que Dios te ha visitado’.” (San Lucas, 19:41 a 44.)


17. “Pero es preciso que yo continúe hoy, mañana y pasado, porque no corresponde que un profeta sufra la muerte fuera de Jerusalén.


”¡Jerusalén, Jerusalén! Que matas a los profetas y apedreas a los que son enviados a ti. ¡Cuántas veces he querido reunir a tus hijos, como una gallina reúne a sus pequeños bajo las alas, y tú no has querido! Se aproxima el tiempo en que tu casa quedará desierta. En verdad os digo que no me volveréis a ver, hasta que digáis: Bendito el que viene en nombre del Señor.” (San Lucas, 13:33 a 35.)


18. “Cuando veáis a Jerusalén cercada por un ejército, sabed que se acerca su desolación. Entonces, los que estén en Judea, huyan a las montañas; y los que estén en los alrededores, no entren en ella. Porque esos serán los días de la venganza, a fin de que se cumpla todo lo que está en la Escritura. Desdichadas las que estén encintas o criando en esos días, porque habrá una gran calamidad en esa tierra, y la cólera del cielo caerá sobre ese pueblo. Pasarán por el filo de la espada, y serán llevados en cautiverio a todas las naciones, y Jerusalén será pisoteada por los gentiles, hasta que se cumpla el tiempo de las naciones.” (San Lucas, 21:20 a 24.)


19. (Jesús camino del suplicio) “Lo seguía una gran multitud del pueblo y mujeres que se dolían y lloraban por él. Pero Jesús, volviéndose a ellas, les dijo: ‘Hijas de Jerusalén, no lloréis por mí, sino llorad por vosotras y por vuestros hijos; porque llegará el tiempo en que se dirá: ¡Dichosas las estériles y las entrañas que no engendraron y los pechos que no alimentaron! Entonces se pondrán a decir a las montañas: ¡Caed sobre nosotros! Y a las colinas: ¡Cubridnos! Porque si tratan así al leño verde, ¿cómo tratarán al leño seco?’.” (San Lucas, 23:27 a 31.)


20. La facultad de presentir los hechos futuros es uno de los atributos del alma que se explica por la teoría de la presciencia. Jesús la poseía, al igual que todas las demás, en un grado sobresaliente. Podía, por lo tanto, prever los acontecimientos que sobrevendrían a su muerte, sin que en ese hecho hubiera nada sobrenatural, pues vemos cómo se repite, delante de nuestros ojos, en las condiciones más comunes. No es raro que las personas anuncien con precisión el instante en que habrán de morir; eso se debe a que sus almas, en estado de desprendimiento, se encuentran como el hombre en la cima de una montaña (Véase el Capítulo XVI, § 1): abarca el camino que habrá de recorrer y ve la meta.


21. Es probable que en Jesús ese hecho se diera en un grado muy superior, si se considera que Él tenía conocimiento de la misión que había venido a cumplir, y sabía que la muerte mediante el suplicio sería necesariamente su consecuencia. La visión espiritual, que en Él era permanente, así como la penetración del pensamiento, debían de mostrarle las circunstancias y el momento fatal. Por la misma razón, podía prever la destrucción del Templo y de Jerusalén, al igual que las calamidades que habrían de abatirse sobre sus habitantes y la dispersión de los judíos.