EL GÉNESIS LOS MILAGROS Y LAS PROFECÍAS SEGÚN EL ESPIRITISMO

Allan Kardec

Volver al menú
65. Materialmente, la idea de un juicio único era hasta cierto punto admisible para quienes no buscaban la razón de las cosas, cuando se creía que toda la humanidad se hallaba concentrada en la Tierra, y que todo en el universo había sido hecho para sus habitantes. Pero es inadmisible desde que se sabe que hay miles y miles de mundos semejantes, que perpetúan las humanidades durante toda la eternidad, y entre los cuales la Tierra es uno de los menos considerables, un simple punto imperceptible.


Sólo por este hecho se comprende que Jesús tenía razón cuando decía a sus discípulos: “Hay muchas cosas que no os puedo decir, porque no las comprenderíais”, visto que el progreso de las ciencias era indispensable para una interpretación cabal de algunas de sus palabras. Por cierto, los apóstoles, san Pablo y los primeros discípulos, habrían establecido de un modo muy diferente algunos dogmas si hubieran tenido los conocimientos astronómicos, geológicos, físicos, químicos, fisiológicos y psicológicos que poseemos en la actualidad. Por esa razón Jesús postergó el complemento de sus enseñanzas y anunció que todas las cosas habrían de ser restablecidas.