2. La primera cuestión que se presenta es esta: Cada especie
animal, ¿salió de una pareja primitiva o de varias parejas creadas o,
si se prefiere, que brotaron simultáneamente en diferentes lugares?
Esta última suposición es la más probable, y se puede incluso
decir que surge de la observación. En efecto, el estudio de las capas geológicas confirma la presencia, en terrenos de idéntica
formación y en proporciones enormes, de las mismas especies en
puntos del globo muy alejados entre sí. Esa multiplicación tan generalizada,
y en cierto modo contemporánea, habría sido imposible
con un único tipo primitivo.
Por otro lado, la vida de un individuo, sobre todo de un individuo
de una especie que hace su primera aparición, está sujeta a
tantas vicisitudes, que una creación entera podría quedar comprometida
sin la pluralidad de los tipos, lo que implicaría una inadmisible
falta de previsión de parte del Creador supremo. Asimismo,
si un tipo pudo formarse en un lugar, también podría formarse en
muchos otros sitios, por efecto de la misma causa.
Por consiguiente, todo parece concurrir para probar que
hubo una creación simultánea y múltiple de las primeras parejas
de cada especie animal y vegetal.