EL GÉNESIS LOS MILAGROS Y LAS PROFECÍAS SEGÚN EL ESPIRITISMO

Allan Kardec

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30. Los animales son todavía acuáticos, o a lo más anfibios. La vida animal sobre la Tierra seca progresa muy poco. Una prodigiosa cantidad de animales con conchas se desarrollaron en el seno de los mares como consecuencia de la formación de materias calcáreas. Aparecieron nuevos peces de organización más completa que los del período precedente y surgieron los primeros 4. La turba se formó de la misma manera, es decir, por la descomposición de residuos vegetales, de terrenos pantanosos, pero con la diferencia que al ser mucho más reciente y sin duda sujeta a condiciones distintas, no tuvo tiempo de carbonizarse. [N. de A. Kardec.] 5. En la bahía de Fundy (Nueva Escocia), el señor Lyell halló una capa de hulla de cuatrocientos metros de espesor y sesenta y ocho niveles distintos, representando éstos huellas evidentes de numerosos suelos boscosos, mientras que los troncos de los árboles estaban provistos aún de sus raíces (L. Figuier). Otorgándole sólo mil años para la formación de cada uno de esos niveles, correspondería atribuir 68.000 años a esta sola capa de hula. [N. de A. Kardec.] cetáceos. Los animales más característicos de este período son los reptiles monstruosos, entre los cuales podemos citar a: El ictiosauro, especie de pez-lagarto que alcanzaba una longitud de hasta diez metros y cuyas mandíbulas, prodigiosamente alargadas, estaban provistas de ciento ochenta dientes. Su forma general guarda un parecido con la del cocodrilo, pero sin la coraza de escamas. Sus ojos tenías el volumen de la cabeza de un hombre. Poseía aletas como la ballena y lanzaba el agua por las narices como ésta. El plesiosauro era otro reptil marino, tan grande como el ictiosauro, Su cuello, excesivamente largo, se dobla como el del cisne y le daba el aspecto de una enorme serpiente unida al cuerpo de una tortuga. Tenía cabeza de lagarto y dientes de cocodrilo. Su piel debió ser lisa como la del ictiosauro, ya que no han hallado restos de escamas ni de caparazón.6 El teleosaurio se parece más a los cocodrilos actuales, que parecen ser sus réplicas en miniatura. Como éstos, poseía una coraza escamosa y vivía tanto en el agua como sobre la tierra. Medía aproximadamente diez metros, de los cuales 3 ó 4 correspondían a la cabeza. Sus inmensas fauces tenían una abertura de 2 m. El megalosaurio, enorme lagarto, especie de cocodrilo de 14 a 15m. De longitud, era esencialmente carnívoro y se alimentaba de reptiles, cocodrilos pequeños y tortugas. Su formidable mandíbula estaba armada con dientes en forma de navaja de dos filos, curvados hacia atrás, de manera que una vez que se clavaban en la presa, ésta ya no podía liberarse. El iguanodonte fue el lagarto de mayor tamaño que haya existido sobre la Tierra: medía desde la cabeza hasta la cola de 20 a 25 m. Su hocico estaba coronado por un cuerno de hueso parecido al que lleva la iguana de nuestros días, de la cual difiere sólo por la talla, ya que la iguana mide apenas un metro de largo. La forma de los dientes prueba que era herbívoro, y de los pies, que era un animal terrestre. El pterodáctilo era un animal extraño, del tamaño de un cisne. Se asemejaba a la vez al reptil por el cuerpo, al pájaro por la cabeza y al murciélago por la membrana carnosa que unía sus dedos, los que tenían una longitud prodigiosa, mientras que la membrana le servía de paracaídas cuando se precipitaba sobre su presa desde lo alto de un árbol o de una roca. No poseía un pico córneo como los pájaros, pero los huesos de las mandíbulas, tan largos como la mitad del cuerpo y provistos de dientes, terminaban en punta como un pico.