13. Algunos ejemplos comunes permitirán que se comprendan
las transformaciones que ocurren en el reino orgánico por la
sola modificación de los elementos constitutivos.
En el jugo de uva aún no hay vino ni alcohol, sino simplemente
agua y azúcar. Cuando el jugo madura y las condiciones
son propicias, se produce en él una actividad interna a la que se
da el nombre de fermentación. A raíz de esa actividad, una parte
del azúcar se descompone; el oxígeno, el hidrógeno y el carbono se
separan y se combinan en las proporciones necesarias para producir
el alcohol, de tal modo que cuando se bebe el jugo de uva no
se bebe en realidad alcohol, pues este todavía no existe. El alcohol
se forma de las partes constituyentes del agua y del azúcar, sin que
haya, en suma, ni una molécula de más ni una de menos.
En el pan y las legumbres que se comen no hay, por cierto,
ni carne, ni sangre, ni huesos, ni bilis, ni sustancia cerebral; sin embargo,
esos mismos alimentos, al descomponerse y recomponerse
durante el trabajo de la digestión, producen esas diferentes sustancias
tan sólo por la transmutación de sus elementos constitutivos.
En la semilla de un árbol tampoco hay madera, ni hojas, ni
flores, ni frutos, y sería un error pueril suponer que el árbol entero, en
tamaño microscópico, se encuentra allí. Casi no existe siquiera en la
simiente la cantidad de oxígeno, hidrógeno y carbono necesaria para
formar la hoja del árbol. La semilla contiene un germen que hace eclosión
cuando encuentra condiciones favorables. Ese germen se desarrolla
debido a los jugos que absorbe de la tierra y a los gases que aspira
del aire. Esos jugos, que no son madera, ni hojas, ni flores, ni frutos,
al infiltrarse en la planta forman la savia, del mismo modo que en los
animales forman la sangre. Transportada por la circulación a todas las
partes del vegetal, según el órgano adonde llega, la savia experimenta
una elaboración especial y se transforma en madera, hojas, frutos, así
como la sangre se transforma en carne, huesos, bilis, etc. No obstante,
se trata siempre de los mismos elementos: oxígeno, hidrógeno, nitrógeno y carbono, combinados de diversas maneras.