EL GÉNESIS LOS MILAGROS Y LAS PROFECÍAS SEGÚN EL ESPIRITISMO

Allan Kardec

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2. Si el mal se encontrase en los atributos de un ser especial, llamado Ahrimán o Satanás, llegaríamos a la encrucijada siguiente: o bien ese ser sería igual a Dios y, en consecuencia, tan poderoso como Él desde el inicio de los tiempos, o bien sería inferior. De acuerdo con el primer supuesto, tendríamos dos poderes rivales en la lucha incesante, cada uno intentando malograr lo que el otro hace y atacándose mutuamente. Esta hipótesis es inconciliable con la unidad que revela el orden universal. Según el segundo supuesto, ese ser estaría subordinado a Dios debido a su inferioridad. En ese caso, no sería su igual desde el comienzo, sino que debió ser creado. Pues bien, sólo Dios pudo hacerlo, pero esa creación sería incompatible con su infinita bondad, ya que habría dado vida al espíritu del mal (El Cielo y el Infierno o la Justicia Divina según el Espiritismo, cap. IX “Los demonios”).