EL GÉNESIS LOS MILAGROS Y LAS PROFECÍAS SEGÚN EL ESPIRITISMO

Allan Kardec

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12. La mayoría de las veces, los fenómenos espíritas son espontáneos y se producen por intermedio de personas que no tiene al respecto ninguna idea preconcebida y que ni siquiera piensan en ello. No obstante, en ciertas circunstancias, algunos fenómenos pueden ser provocados por los agentes denominados médiums. En el primer caso, el médium es inconsciente de lo que ocurre por su intermedio; en el segundo, obra con conocimiento de causa, de donde resulta la clasificación de médiums conscientes y médiums inconscientes. Estos últimos son los más numerosos y se encuentran con frecuencia entre los más obstinados incrédulos, que por ese motivo practican el espiritismo sin saberlo ni proponérselo. Los fenómenos espontáneos tienen, por eso mismo, una importancia fundamental, dado que no se puede dudar de la buena fe de quienes los obtienen. Sucede aquí lo mismo que con el sonambulismo, que en ciertos individuos es natural e involuntario, mientras que en otros es provocado por la acción magnética. *


Aunque esos fenómenos sean o no el resultado de un acto de la voluntad, la causa primera es exactamente la misma y en nada se aparta de las leyes naturales. Los médiums, pues, no producen nada sobrenatural; por consiguiente, no hacen ningún milagro. Las curas instantáneas no son más milagrosas que los demás efectos, puesto que son el resultado de la acción de un agente fluídico que desempeña el rol de agente terapéutico, cuyas propiedades no dejan de ser naturales por haber sido ignoradas hasta ahora. El epíteto de taumaturgos, atribuido a ciertos médiums por la crítica ignorante de los principios del espiritismo, es totalmente impropio. La calificación de milagros, atribuida por comparación a esa especie de fenómenos, solamente puede inducir a un error sobre su verdadero carácter.




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* Véanse El Libro de los Médiums, Segunda Parte, Capítulo V; y ejemplos en la Revista Espírita, agosto y diciembre de 1865. (N. de Allan Kardec.)