EL GÉNESIS LOS MILAGROS Y LAS PROFECÍAS SEGÚN EL ESPIRITISMO

Allan Kardec

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49. “Cuando veáis que la abominación de la desolación, que fue predicha por el profeta Daniel, está en el lugar sagrado (que aquel que lee entienda bien lo que lee); entonces, los que estén en Judea, huyan hacia las montañas *; el que esté en el tejado, no descienda para llevar alguna cosa de su casa; y el que esté en el campo no vuelva para tomar sus ropas. ¡Ay de las que estén encintas o amamantando en esos días! Pedid a Dios que vuestra fuga no se dé durante el invierno ni en día sábado, porque la aflicción de ese tiempo será tan grande como no la hubo igual desde el comienzo del mundo hasta el presente, y como nunca más la habrá. Y si esos días no fuesen abreviados, ningún hombre se salvaría; pero esos días serán abreviados en atención a los elegidos.” (San Mateo, 24:15 a 22.)




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* Esta expresión: abominación de la desolación, no sólo carece de sentido, sino que se presta al ridículo. La traducción de Osterwald dice: “La abominación que causa la desolación”, lo que es muy diferente. En ese caso, el sentido se vuelve perfectamente claro, porque se comprende que las abominaciones habrían de acarrear desolación como castigo. Cuando la abominación, dice Jesús, se instale en el lugar sagrado, también la desolación confluirá hacia ahí, y eso constituirá una señal de que los tiempos están próximos. (N. de Allan Kardec.)