EL GÉNESIS LOS MILAGROS Y LAS PROFECÍAS SEGÚN EL ESPIRITISMO

Allan Kardec

Volver al menú
30. En eso el materialismo puede ver que el espiritismo, lejos de temer a los descubrimientos de la ciencia y su positivismo, va al encuentro de ellos y los provoca, porque tiene la certeza de que el principio espiritual, que tiene existencia propia, en nada será perjudicado. El espiritismo marcha a la par del materialismo en el campo de la materia; admite todo lo que el materialismo admite; pero avanza hasta más allá del punto donde este se detiene.

El espiritismo y el materialismo son como dos viajeros que caminan juntos a partir del mismo lugar; llegados a una cierta distancia, uno de ellos dice: “No puedo seguir”. El otro prosigue y descubre un nuevo mundo. ¿Por qué, entonces, el primero manifiesta que el segundo ha perdido la razón, sólo porque vislumbra nuevos horizontes y se decide a trasponer los límites cuando el otro considera conveniente detenerse? ¿Acaso Cristóbal Colón no fue también tildado de loco porque creía en la existencia de un mundo más allá del océano? ¡Cuántos de esos locos sublimes han hecho avanzar a la humanidad y entraron en la Historia coronados de laureles después de que se les arrojó lodo!

Pues bien, el espiritismo, esta locura del siglo diecinueve, según aquellos que se obstinan en permanecer ligados a la Tierra, pone en evidencia un mundo mucho más importante para el hombre que América, ya que no todos los hombres van a América, mientras que todos, sin excepción, van al mundo de los Espíritus y realizan incesantes travesías de uno a otro.

Llegados al punto en que nos encontramos en relación con la génesis, el materialismo se detiene, en tanto que el espiritismo prosigue sus investigaciones en el dominio de la génesis espiritual.