EL GÉNESIS LOS MILAGROS Y LAS PROFECÍAS SEGÚN EL ESPIRITISMO

Allan Kardec

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13. Por su naturaleza, la Revelación Espírita tiene un carácter doble: es a la vez una revelación divina y una revelación científica. Es divina, porque su llegada es providencial y no es el resultado de la iniciativa humana. Porque los puntos fundamentales de la Doctrina son el producto de la enseñanza impartida por los espíritus, encargados de Dios de revelar a los hombres cosas que éstos ignoraban y que no podían saber sin ayuda, y porque es importante revelar estas cosas hoy, pues los hombres están maduros para comprenderlas. Es científica, porque la enseñanza no es privilegio de ningún individuo en especial, sino que es impartida a todos, por la misma vía, y porque quienes la trasmiten y quienes la reciben no son de ninguna manera seres pasivos, liberados del trabajo de la búsqueda y la observación, así como no pierden su juicio y libre albedrío ni les está prohibido el control. Por el contrario, se les recomienda ejercerlo para que la Doctrina no sea dictada ni impuesta ciegamente, y para que ella sea el producto del trabajo del hombre, de la observación de hechos que los espíritus les muestran y de la instrucciones que les dan, instrucciones que el hombre estudia, comenta y compara, y de las cuales él mismo saca las conclusiones. En una palabra, lo que caracteriza a la Revelación Espírita es que su origen pertenece a Dios, la iniciativa a los espíritus y su elaboración es obra del hombre.