EL GÉNESIS LOS MILAGROS Y LAS PROFECÍAS SEGÚN EL ESPIRITISMO

Allan Kardec

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28. Comprendemos el efecto, y eso ya es un considerable adelanto. Del efecto nos remontamos a la causa, consideramos su grandeza por el esplendor del efecto, mas su esencia íntima aún se nos escapa, como la esencia de una infinidad de fenómenos. Conocemos los efectos de la electricidad, del calor, la luz, la gravedad; los calculamos y, sin embargo, ignoramos la naturaleza íntima del principio que los produce. ¿Es racional entonces negar el principio divino porque no lo comprendemos?