EL GÉNESIS LOS MILAGROS Y LAS PROFECÍAS SEGÚN EL ESPIRITISMO

Allan Kardec

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33. La razón rechaza, como incompatible con la bondad divina, la idea de las penas irremisibles, perpetuas y absolutas, a menudo infligidas como castigo por una única falta, así como aquella otra que nos dice que ni siquiera el arrepentimiento más sincero y ardiente puede suavizar los suplicios del infierno. Pero se inclina ante la justicia distributiva e imparcial que todo lo considera, que nunca cierra la puerta al que desea entrar y que tiende siempre las manos al náufrago en vez de empujarlo al abismo.