EL GÉNESIS LOS MILAGROS Y LAS PROFECÍAS SEGÚN EL ESPIRITISMO

Allan Kardec

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46. Un concepto fundamental que Jesús no pudo desarrollar, porque los hombres de su tiempo no estaban suficientemente preparados, tanto para ideas de esa índole como para sus consecuencias, fue la grandiosa ley de la reencarnación. No obstante, asentó el principio de la mencionada ley, así como lo hizo en relación con todo lo demás. Estudiada y puesta en evidencia en nuestros días por el espiritismo, la ley de la reencarnación constituye la clave para la comprensión de muchos de los pasajes del Evangelio, que sin ella parecerían verdaderos despropósitos.


Por medio de esa ley se encuentra la explicación racional de las palabras citadas más arriba, aunque las admitamos como textuales. Dado que esas palabras no pueden aplicarse a la persona de los apóstoles, es evidente que se refieren al futuro reino de Cristo, es decir, a la época en que su doctrina, mejor comprendida, será ley universal. Al expresar que algunos de los allí presentes verían su advenimiento, Él se refería a los que volverían a vivir en esa época. No obstante, los judíos imaginaban que verían todo lo que Jesús anunciaba, y tomaban al pie de la letra sus alegorías.


Por otra parte, algunas de sus profecías se cumplieron en el debido tiempo, tales como la ruina de Jerusalén, las calamidades que ocurrieron a continuación, y la dispersión de los judíos. Pero la visión de Jesús se proyectaba mucho más lejos, de modo que, cuando hablaba del presente, en todos los casos aludía al porvenir.