EL GÉNESIS LOS MILAGROS Y LAS PROFECÍAS SEGÚN EL ESPIRITISMO

Allan Kardec

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50. La Tercera Revelación llega en una época de emancipación y madurez intelectual, cuando la inteligencia desarrollada no se conforma con papeles pasivos, cuando el hombre ya no acepta nada a ciegas, mas quiere ver hacia dónde se lo lleva y saber el porqué y el cómo de cada cosa. Esta nueva revelación tenía que ser, al mismo tiempo, producto de la enseñanza y fruto del trabajo, la investigación y el libre examen. Los espíritus sólo enseñan aquello que es necesario al hombre para poder encaminarlo por el sendero de la verdad, mas se abstienen de revelarle lo que puede descubrir por sí mismo, dejándole el trabajo de discutir, controlar y razonar los fenómenos, e incluso de adquirir experiencia sin ayuda. Los espíritus entregan al hombre el principio y los elementos: el hombre será el encargado de sacarles utilidad y realizar el trabajo (n.º15).