1. Dios es el principio de todo, y ese principio es una trilogía de cualidades: sabiduría,
bondad y justicia. Por lo tanto, todo lo que de Él emane debe estar impregnado de esos atributos.
Siendo sabio, justo y bueno no puede producir nada irracional, malo o injusto. El mal que vemos no
se ha originado en Él.