EL GÉNESIS LOS MILAGROS Y LAS PROFECÍAS SEGÚN EL ESPIRITISMO

Allan Kardec

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12. De ese modo, todo en el universo se vincula, todo se concatena; todo se encuentra sometido a la magna y armoniosa ley de unidad, desde la más compacta materialidad hasta la más pura espiritualidad. La Tierra es como un recipiente del cual emana una densa humareda que se va disipando a medida que se eleva, y cuyas partículas rarificadas se pierden en el espacio infinito.


El poder divino se pone de manifiesto en cada una de las partes de ese grandioso conjunto y, pese a todo, para comprobar mejor el poder de Dios, ¡algunos pretenden que Él, no satisfecho con lo que ha realizado, venga a perturbar esa armonía y se rebaje al rol de mago, produciendo efectos pueriles dignos de un prestidigitador! ¡Y como si eso no bastara, osan atribuirle como rival en habilidad al mismísimo Satanás! ¡Nunca se menoscabó tanto la majestad divina; y encima se sorprenden de que la incredulidad prospere!


¡Tenéis razón en decir: “La fe se extingue”! Con todo, se trata de la fe que ofende al buen sentido y la razón; esa misma fe que en otras épocas llevaba a que se dijera: “¡Los dioses se marchan!”. Pero la fe en las cosas serias, la fe en Dios y en la inmortalidad está siempre viva en el corazón del hombre y, por más que haya sido sofocada bajo un cúmulo de patrañas pueriles con que se la sojuzgó, resurgirá fortalecida a partir del instante en que se sienta liberada, ¡como una planta en un lugar sombrío, que se recupera en cuanto vuelve a recibir los rayos del sol!


¡Sí! ¡Todo es milagroso en la naturaleza, porque todo es sorprendente y da testimonio de la sabiduría divina! Esos milagros son visibles para todo el mundo, para todos los que tienen ojos para ver y oídos para oír, y no para beneficio de unos pocos. ¡No! No hay milagros en el sentido que comúnmente se atribuye a esa palabra, porque todo proviene de las leyes eternas de la Creación, y esas leyes son perfectas.