EL GÉNESIS LOS MILAGROS Y LAS PROFECÍAS SEGÚN EL ESPIRITISMO

Allan Kardec

Volver al menú
11. La Naturaleza nunca se contradice. En el blasón del Universo figura una sola divisa: Unidad y Variedad. Al ascender la escala universal encontramos unidad de armonía y creación, al mismo tiempo que una variedad infinita en el inmenso piélago estelar. Recorriendo los innumerables grados de la vida, desde el último de los seres hasta Dios, divisamos la gran ley de continuidad. Al considerar a las fuerzas en sí mismas, se percibe una serie cuya resultante, confundiéndose con la generadora, conforma la ley universal. Vosotros no podríais apreciar esta ley en toda su amplitud, ya que las fuerzas que la representan en el campo de vuestras observaciones son restringidas y sumamente limitadas. Pero, sin embargo, la gravitación y la electricidad pueden considerarse una aplicación de la ley primordial que reina allende los cielos. Todas estas fuerzas son eternas y universales como la Creación misma. Son inherentes al fluido cósmico, actúan en todo y por doquier, modificando su accionar por su simultaneidad o su sucesión, predominando aquí, desapareciendo más allá. Poderosas y activas en ciertos casos, latentes u ocultas en otros, pero preparando, dirigiendo, conservando y destruyendo los mundos en los diversos períodos de vida. Gobernando los maravillosos trabajos de la Naturaleza, sea cual fuere el lugar donde éstos se ejecuten, mas asegurando por siempre el eterno esplendor de la Creación.