EL GÉNESIS LOS MILAGROS Y LAS PROFECÍAS SEGÚN EL ESPIRITISMO

Allan Kardec

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21. Al decirle a Adán que extraería el alimento de la tierra con el sudor de su frente, Dios simboliza la obligación del trabajo; pero ¿por qué convirtió al trabajo en un castigo? ¿Qué sería de la inteligencia del hombre si este no la desarrollara mediante el trabajo? ¿Qué sería de la Tierra, si no fuese fecundada, transformada, saneada por el trabajo inteligente del hombre?


Fue dicho (Génesis, 2:5 y 7): “El Señor Dios aún no había hecho que lloviese sobre la Tierra, y no había en ella hombre para labrarla. El Señor formó, pues, al hombre del lodo de la tierra”. Esas palabras, próximas a estas otras: Poblad la Tierra, prueban que el hombre estaba destinado desde su origen a ocupar la totalidad de la tierra y a cultivarla; prueban, además, que el paraíso no era un lugar circunscripto a una determinada región del globo. Si el cultivo de la tierra habría de ser una consecuencia de la falta de Adán, resultaría que, si Adán no hubiera pecado, la Tierra habría permanecido inculta, y los designios de Dios no se habrían cumplido.


¿Por qué Dios le dijo a la mujer que pariría con dolor debido a que había cometido una falta? ¿Cómo puede el dolor del parto ser un castigo, cuando es un efecto del organismo, y cuando está probado fisiológicamente que es inevitable? ¿Cómo puede constituir un castigo algo que se produce según las leyes de la naturaleza? Eso es lo que los teólogos todavía no han explicado, ni podrán hacerlo mientras no abandonen el punto de vista en que se han colocado. Con todo, aquellas palabras que parecen tan contradictorias tienen una justificación.