EL GÉNESIS LOS MILAGROS Y LAS PROFECÍAS SEGÚN EL ESPIRITISMO

Allan Kardec

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16. Dios es único. La unidad de Dios es producto de sus perfección infinita y absoluta. Otro dios no podría existir si no fuese igualmente infinito en todos sus atributos, ya que si entre ellos hubiese la más ligera diferencia, uno sería inferior al otro, estaría subordinado a su poder y ya no sería Dios. Si entre ambos hubiese una igualdad absoluta, serían desde toda la eternidad un mismo pensamiento, una misma voluntad, un mismo poder, y, confundidas a tal punto sus identidades, no serían en realidad sino un solo Dios. Si cualquiera de ellos tuviera atribuciones especiales, uno podría hacer lo que el otro no, y, por lo tanto, no existiría entre ellos la igualdad perfecta, ya que ni uno ni otro poseerían la autoridad soberana.