Revista Espírita Periódico de Estudios Psicológicos - 1861

Allan Kardec

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Preguntas dirigidas a Buffon sobre su comunicación

Preg. Os agradecemos por la espirituosa comunicación que habéis tenido a bien darnos; pero hay algo que nos sorprende: que estáis al tanto de los mínimos detalles de nuestra literatura, apreciando las obras y los autores con notable precisión. Entonces, ¿aún os ocupáis con lo que sucede en la Tierra, ya que tenéis conocimiento al respecto? ¿Leéis, pues, todo lo que se publica? Tened a bien darnos una explicación sobre esto, que será muy útil para nuestra instrucción.

Resp. No necesitamos mucho tiempo para leer y apreciar; de un solo vistazo percibimos el conjunto de las obras que llaman nuestra atención. Todos nosotros nos ocupamos con mucho interés por vuestro apreciado Grupo, y no imagináis cuántos hombres a los que llamáis eminentes siguen con benevolencia el progreso del Espiritismo. De esta manera, podéis evaluar cuán feliz me sentí al ver que mi nombre era pronunciado por uno de vuestros fieles Espíritus –Lamennais– y con qué satisfacción aproveché la ocasión para comunicarme con vos. En efecto, cuando fui cuestionado en vuestra última sesión, recibí –por así decirlo– la repercusión de vuestro pensamiento; y no queriendo que la verdad que yo había proclamado en mis escritos fuese objetada sin ser defendida, solicité a Erasto para que permitiera comunicarme a través de su médium, a fin de responder a las aserciones de Lamennais. Por otro lado, debéis comprender que cada uno de nosotros permanece fiel a sus preferencias terrenas; es por eso que nosotros, los escritores, estamos atentos al progreso que los autores encarnados realizan o piensan realizar en la Literatura. Así como los Jouffroy, los Laroque, los Laromiguière se preocupan con la Filosofía, y los Lavoisier, los Berzelius, los Thénard con la Química, cada uno cultiva su proyecto favorito y recuerda sus trabajos con amor, siguiendo con una mirada inquieta lo que hacen sus sucesores.

Preg. En pocas palabras habéis hecho la apreciación de varios escritores contemporáneos, encarnados o desencarnados; estaríamos muy agradecidos si nos dieseis, sobre algunos, una apreciación un poco más desarrollada; sería un trabajo continuado, muy útil para nosotros. Para comenzar, solicitamos que nos habléis de Bernardin de Saint-Pierre, y sobre todo de su Paul et Virginie, cuya lectura vos habíais condenado y que, sin embargo, se volvió una de las obras más populares.

Resp. No puedo emprender aquí el desarrollo crítico de las obras de Bernardin de Saint-Pierre. Pero en cuanto a mi apreciación de entonces, puedo confesarlo hoy: yo era como el Sr. Josse, arrimaba el ascua a mi sardina; en una palabra, fiel al espíritu de confraternidad literaria, yo criticaba mordazmente –lo mejor que podía– a un inoportuno e importante competidor. Más tarde os daré mi verdadera apreciación sobre ese eminente escritor, en caso de que un Espíritu realmente crítico, como Merle o Geoffroy, no se encargue de hacerlo.

BUFFON