Revista Espírita Periódico de Estudios Psicológicos - 1861

Allan Kardec

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Va a nacer la Verdad
(Comunicación enviada por el Sr. Sabò, de Burdeos)

¿Cuáles son los gemidos dolorosos que repercuten en mi corazón y que hacen vibrar todas sus fibras? Es la humanidad que se debate en el esfuerzo de un rudo y penoso trabajo de parto, porque va a dar a luz a la Verdad. Acudid, espíritas, colocaos alrededor de su lecho de sufrimiento; que los más fuertes entre vosotros tiendan firmemente las manos ante las convulsiones del dolor; que los otros esperen el nacimiento de esa criatura y la reciban en la entrada de la vida. Llega el momento supremo; en un último esfuerzo, ella sale del seno que la había concebido, dejando a su madre por algún tiempo exhausta en la atonía de la debilidad. No obstante, nació saludable y robusta, y en su pecho respira la vida a plenos pulmones. Es necesario que vosotros, que habéis asistido a su nacimiento, la sigáis paso a paso en la vida. ¡Observad! La alegría de haber dado a luz hizo que la madre aumentase sus fuerzas y su coraje, y es con su tono maternal que llama a todos los hombres para que se agrupen alrededor de ese bendito bebé, porque ella presiente que en algunos años él hará caer, con su voz retumbante, el sistema del espíritu de la mentira, y llamará a través del Espiritismo –verdad inmutable como el propio Dios– a todos los hombres bajo su bandera. Pero sólo obtendrá el triunfo a costa de luchas, porque tiene enemigos encarnizados que conspiran por su perdición; estos enemigos son el orgullo, el egoísmo, la avaricia, la hipocresía y el fanatismo, enemigos todopoderosos que hasta entonces han reinado como señores y que no se dejarán destronar sin resistencia. Algunos se ríen de su fragilidad, pero otros tiemblan con su llegada y presienten la propia ruina; he aquí por qué tratan de hacerlo perecer, como antaño Herodes trató de matar a Jesús en la masacre de los Inocentes. Aquella criatura no tiene patria; recorre toda la Tierra en busca del pueblo que ha de ser el primero en izar su bandera, y ese pueblo será el más poderoso entre los pueblos, porque tal es la voluntad de Dios.

Massillon