Revista Espírita Periódico de Estudios Psicológicos - 1861

Allan Kardec

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Cuestiones y problemas diversos

1. En un mundo superior, como Júpiter u otro, ¿tiene el Espíritu encarnado el recuerdo de sus existencias pasadas, así como el del estado errante? –Resp. No; desde el momento en que el Espíritu reviste una envoltura material, pierde la memoria de sus existencias anteriores.

–Entretanto, en Júpiter la envoltura corporal es muy poco material y, por esta razón, ¿no es más libre el Espíritu? –Resp. Sí, pero dicha envoltura es suficiente como para impedir el recuerdo del pasado en el Espíritu.

–Entonces, los Espíritus que habitan en Júpiter y que se comunicaron con nosotros, ¿se encontraban en aquel mismo momento en un estado de sueño? –Resp. Ciertamente. En aquel mundo, siendo el Espíritu mucho más elevado, comprende bien mejor a Dios y al Universo; pero su pasado se borra temporalmente, porque habría de obnubilar su inteligencia; él no se reconocería a sí mismo: ¿sería el hombre de África, el de Europa o el de América? ¿Sería el habitante de la Tierra, el de Marte o el de Venus? Al no recordarse más, es él mismo, el hombre de Júpiter: inteligente, superior, el que comprende a Dios; he aquí todo.

Nota – Si el olvido del pasado es necesario en un mundo adelantado como el de Júpiter, con más fuerte razón debe serlo en nuestro mundo material. Es evidente que el recuerdo de nuestras existencias anteriores causaría una penosa confusión en nuestras ideas, sin hablar de todos los otros inconvenientes que ya han sido señalados al respecto. Todo lo que hace Dios lleva la marca de su sabiduría y de su bondad; no nos cabe criticar, ni aun cuando no comprendamos el objetivo.

2. La Srta. Eugénie –una de las médiums de la Sociedad– ofrece una notable particularidad y, en cierto modo, excepcional, que es la prodigiosa versatilidad con que ella escribe y la increíble celeridad con la cual los más diversos Espíritus se comunican por su intermedio. Hay pocos médiums con una flexibilidad tan grande; ¿a qué se debe esto? –Resp. Esta causa se debe más al médium que al Espíritu; éste escribiría menos rápido a través de otro médium, en razón de que la naturaleza del instrumento ya no sería la misma. Así, hay médiums dibujantes, otros son más aptos para la medicina, etc.; el Espíritu actúa según la mediumnidad. Por lo tanto, es una causa física, en vez de ser una causa moral. Los Espíritus se comunican tanto más fácilmente por un médium, como más rápidamente se opera la combinación del fluido de este último con el del Espíritu; más que los otros se presta a la rapidez del pensamiento, de lo que se aprovecha el Espíritu, como vos aprovecháis un transporte veloz cuando estáis con prisa; esa vivacidad del médium es totalmente física: su propio Espíritu no influye en esto.

–Las cualidades morales del médium ¿no tienen influencia? –Resp. Ellas tienen una gran influencia en las simpatías de los Espíritus, porque es necesario que sepáis que algunos tienen tal antipatía por ciertos médiums, que se comunican muy contrariados a través de ellos.

SAN LUIS