La Sra. Anaïs de Gourdon
Esta mujer muy joven, notable por la dulzura de su carácter y por las más eminentes cualidades morales, falleció en noviembre de 1860; fue evocada a pedido de su padre y de su marido. Ella pertenecía a una familia de trabajadores de las minas de carbón en los alrededores de Saint-Étienne, circunstancia importante para apreciar su evocación.
1.
Evocación. –
Resp. Estoy aquí.
2. Vuestro marido y vuestro padre me han solicitado que os llamara, y se sentirán muy felices si obtuviesen una comunicación vuestra. –
Resp. También estoy muy feliz en poder darla.
3. ¿Por qué habéis sido retirada tan joven del seno de vuestra familia? –
Resp. Porque terminé mis pruebas terrenales.
4. ¿Vais a verlos algunas veces? –
Resp. ¡Oh!, estoy incesantemente junto a ellos.
5. ¿Sois feliz como Espíritu? –
Resp. Soy feliz. Confío, espero y amo; los Cielos no me causan temor, y espero con confianza y amor que las blancas alas me conduzcan.
6. ¿Qué entendéis por esas alas? –
Resp. Entiendo con ello que llegaré a ser Espíritu puro y que he de resplandecer como los mensajeros celestiales que me deslumbran.
Nota – Las alas de los ángeles, arcángeles y serafines, que son Espíritus puros, no son evidentemente más que un atributo imaginado por los hombres para describir la rapidez con la cual aquellos se trasladan, porque su naturaleza etérea prescinde de todo sostén para recorrer los espacios. Entretanto, pueden aparecer a los hombres con ese accesorio para responder a sus pensamientos, así como otros Espíritus toman la apariencia que tenían en la Tierra para hacerse reconocer.
7. ¿Veis a vuestro cuñado, fallecido hace algún tiempo, al cual hemos evocado el año pasado? –
Resp. Lo he visto cuando llegué entre los Espíritus; no lo veo más ahora.
8. ¿Por qué no lo veis más? –
Resp. No sé nada al respecto.
9. ¿Pueden vuestros parientes hacer algo que os sea agradable? –
Resp. Estos seres queridos pueden dejar de entristecerme con su pesar, ya que saben que no me han perdido; que mi recuerdo les sea sereno, suave y perfumado en su memoria. He pasado como una flor, y nada triste debe quedar de mi rápido paso.
10. ¿Cómo se explica que vuestro lenguaje sea tan poético y que esté tan poco relacionado con la posición que teníais en la Tierra? –
Resp. Es mi alma la que habla. Sí, tenía conocimientos adquiridos, y frecuentemente Dios permite que Espíritus delicados se encarnen entre las personas más rudas para hacerlas presentir las delicadezas que alcanzarán y que comprenderán más tarde.
Nota – Sin esta explicación tan lógica y tan acorde con la solicitud de Dios para con sus criaturas, difícilmente nos daríamos cuenta de lo que, a primera vista, podría parecer una anomalía. En efecto, ¿qué hay de más encantador y poético que el lenguaje del Espíritu de esa joven señora, educada en medio de los más rudos trabajos? A menudo se observa lo contrario: Espíritus inferiores, encarnados entre hombres más adelantados, pero con un objetivo opuesto. Para su propio adelanto, Dios los pone en contacto con un medio esclarecido, y algunas veces también para servir de prueba a este mismo medio. ¿Qué otra filosofía puede resolver tales problemas?
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11. Evocación del joven Gourdon Hijo Mayor, ya evocado en 1860. –Resp. Estoy aquí.
12. ¿Recordáis que ya fuisteis llamado por mí? –Resp. Sí, perfectamente.
13. ¿Cómo se explica que vuestra cuñada no os ve más? –Resp. Ella se ha elevado.
Nota – A esta pregunta ella había respondido: «No sé nada al respecto», sin duda por modestia. Ahora esto se explica: ella pertenece, al ser de una naturaleza superior, a un orden más elevado, mientras que él aún está retenido en la Tierra. Siguen caminos diferentes.
14. ¿Cuáles han sido vuestras ocupaciones desde esa época? –Resp. He avanzado en la vía de los conocimientos, escuchando las instrucciones de nuestros guías.
15. Por favor, ¿podríais dar una comunicación para vuestro padre, que estará muy feliz con la misma? Padre querido, no creas que tus hijos están perdidos y no sufras al mirar nuestros lugares vacíos. Yo también espero y no tengo ninguna impaciencia, porque sé que los días que pasan son otros tantos escalones ascendidos que nos aproximan uno al otro. Ten seriedad y recogimiento, pero no tengas tristeza, porque la tristeza es un reproche mudo dirigido a Dios, que quiere ser alabado en sus obras. Además, ¿por qué sufrir en esta triste existencia, donde todo se apaga, excepto el bien o el mal que hacemos? Padre querido, ¡coraje y confianza!
Nota – La primera evocación de este joven fue marcada por los mismos sentimientos de piedad filial y de elevación. Dicha evocación había sido un inmenso consuelo para sus padres, que no podían soportar su pérdida. Se comprende que debe haber sucedido lo mismo con la evocación de la joven señora.