Los Espíritus y la gramática
Un grave error gramatical ha sido descubierto en
El Libro de los Espíritus por un profundo crítico, que nos ha dirigido la siguiente nota:
«Leo en la página 384, cuestión 911, línea 23, de
El Libro de los Espíritus: “Hay muchas personas que dicen:
Quiero; pero la voluntad sólo está en sus labios; ellos quieren, mas están muy a gusto que no sea así”. Si hubieseis puesto: “Ellas quieren, mas están muy a gusto que no sea así”, ¿no creéis que el francés hubiera ganado con esto? Yo sería tentado a creer que vuestro Espíritu protector escribiente es un farsante que os hace cometer errores de lenguaje. Apresuraos en punirlo y, sobre todo, en corregirlo.»
Lamentamos no poder dirigir nuestros agradecimientos al autor de esta observación; pero indudablemente es por modestia y para evitar los testimonios de nuestro reconocimiento que él se olvidó de poner su nombre y su dirección, limitándose a firmar:
Un Espíritu protector de la lengua francesa. Ya que parece que este señor, o este Espíritu, se da el trabajo de leer nuestras obras, solicitamos a los Espíritus buenos que consientan en colocar nuestra respuesta delante de sus ojos.
Es evidente que ese señor sabe que el sustantivo
personne es del femenino, y que los adjetivos y los pronombres concuerdan en género y en número con el sustantivo al cual se refieren. Infelizmente no todo se aprende en las escuelas, sobre todo en materia de Lengua Francesa; si este señor –que se declara el protector de nuestra Lengua– hubiese transpuesto los límites de la Gramática de Lhomond, sabría que se encuentra en
Regnard la siguiente frase:
Aunque esas tres personas tuvieran intereses bien diferentes, ellos eran, no obstante, atormentados por la misma pasión; y esta otra en
Vaugelas:
Las personas consumidas en la virtud tienen, en todas las cosas, una rectitud de espíritu y una atención juiciosa que impiden que sean maldicientes; de ahí la regla que se encuentra en la
Grammaire normale des Examens, de la autoría conjunta de los Sres.
Lévi-Alvarès y
Rivail, en la Gramática de Boniface, etc.
“Algunas veces se emplea,
por silepsis, el pronombre
il para reemplazar al sustantivo
personne [
persona], aunque esta última palabra sea femenina. Esa concordancia solamente puede tener lugar cuando, en el pensamiento, la palabra
personne no represente exclusivamente a mujeres y, además, cuando la palabra
il se encuentre lo suficientemente lejos como para que no suene rara al oído.”
Con respecto al pronombre
personne [
nadie], que es masculino, se encuentra en Boniface la siguiente nota: “Entretanto, cuando el pronombre
nadie designa especialmente a una mujer, el adjetivo que se refiere a él puede ponerse en femenino; se puede decir:
Nadie es más bonita que Rosina.”
Por lo tanto, los Espíritus que han dictado la frase en cuestión no son ignorantes como supone aquel señor; inclusive seríamos tentado a creer que ellos saben un poco más que él, aunque en general no se jacten de su exactitud gramatical, a ejemplo de varios de nuestros eruditos, que no sobresalen por la ortografía.
Moraleja: Es bueno saber antes de criticar.
Sea como fuere, para calmar los escrúpulos de los que no saben mucho al respecto, y que creen que la Doctrina pueda estar en peligro por un real o supuesto error de lenguaje, hemos cambiado esa concordancia en la 5ª edición de
El Libro de los Espíritus, que acaba de aparecer, porque:
... Sin problemas, a los rimadores arriesgados
El uso aún permite, creo, que se elija entre los dos.
Es realmente un placer ver el trabajo que se dan los adversarios del Espiritismo para atacarlo con todas las armas que les llegan a las manos; pero lo que hay de singular es que, a pesar de la gran cantidad de dardos que lanzan contra Él, a pesar de las piedras que le ponen en el camino, a pesar de las celadas que le tienden para hacer que se desvíe de su objetivo, nadie aún ha encontrado el medio de detener su marcha y el Espiritismo gana un terreno que hace desesperar a aquellos que creían abatirlo con tonterías. Después de las tonterías, los atletas de folletín han intentado golpes de maza: pero Él ni siquiera los sintió; al contrario, avanzó más rápido.